jueves, 11 de septiembre de 2014

CAPITULO 194




PAULA



13 de Diciembre


Londres


Le envíe un mensaje de texto a Pedro y le pregunté si llegaría antes de que mi nombre fuera pronunciado por la recepcionista del Doctor Burnsley. No era como si a él le gustara perderse una revisión prenatal. La verdad, Pedro probablemente estaba más en todos los detalles que yo. Pasaba más tiempo en sitios web y leyendo libros que yo también leía, con seguridad. Siempre estaba diciéndome pequeños fragmentos y hechos que aprendía de sus búsquedas, sobre cómo nuestro bebe se estaba formando y las etapas de desarrollo. Me burlaba de él incansablemente acerca de ser un súper nerd que sabía “todo sobre nacimientos de bebés”—para citar a Prissy de lo Lo Que El Viento Se Llevó— y mientras él era el experto simplemente podía darme toda la información, ahorrándome el trabajo de buscarlo por mi cuenta.


Dejando de lado las bromas, realmente no era de los que olvidara mandarme mensajes o llamar. Lo intenté una vez más con un mensaje texto ¿Hay algún problema? ¿Dónde estás?


Me pregunte si todavía me encontraría para almorzar. 


Teníamos una pequeña rutina después de ver al Doctor Burnsley —almuerzo en algún lugar de la ciudad, antes de que él tuviera que regresar a su oficina, lo que lo mantenía más ocupado que nunca. Él estaría partiendo a los XT Juegos de Invierno Europeos en una importante asignación del Rey de Algo-burg justo después de Año Nuevo. Pedro no parecía emocionado sobre el trabajo de cuidar a un heredero príncipe real en un evento deportivo internacional, pero cuando el rey se lo pidió personalmente, pienso que prácticamente no tuvo más opción que aceptar. No podría ir con él a Suiza de ninguna manera porque volar en el último trimestre no era bueno. Estaría aquí por mi cuenta, pero era solo por una semana. Planeaba usar el tiempo para dar los últimos retoques en la habitación del bebé y terminarla. Hacer eso, habitaciones de bebé en plural. Tenía dos casas por preparar para finales de febrero.
Decidí que iría de compras una vez que terminara aquí, con o sin Pedro. En un principio, había pensado que sería un buen día para tener hechas algunas compras navideñas. 


Solo quedaban doce días para ponerlos todos juntos, y los regalos no se envolverían por sí mismos.


—Paula Alfonso—La enfermera marco algo en su planilla, y sostuvo la puerta abierta para mí—. Adelante deje una muestra de orina y luego registraré su peso. —Sonrió dulcemente, probablemente para contrarrestar la horrible mirada que usualmente recibía de mujeres embarazas que desesperadamente necesitaban hacer la primera tarea, por mucho que prefieran tener que hacer la segunda.
Tiempos divertidos.

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