jueves, 18 de septiembre de 2014

EPILOGO



PAULA



28 de mayo de 1838


He escrito del peso de mi culpa muchas veces en estas páginas. Momentos en que era consumida a gran medida, no podía ver que un futuro de ningún tipo alguna vez se volviera una posibilidad. Una pesada carga, llevada durante años hasta que una persona me ayudó a desecharla. Sé que habrá ocasiones en que sienta la culpa todavía encubrirme, pero por primera vez, tengo un poco de claridad de la previsión para entender cómo mis cargas no hacían nada para ayudar a alguno de los que había perdido.


Darius me salvó de mí misma. De esto, soy muy consciente. Sin su amor, estoy segura de que no respiraría hasta este día, ni tampoco mi corazón latería en mi pecho.


Hay una gran belleza en la simplicidad de entregarse a otro en confianza, y permitirle sostenerte. Mi Darius me enseñó esta lección. Desde el principio, él realmente pudo verme. Creo que es la única persona que vio alguna vez dentro de mi alma. Un regalo raro, que ha servido para ser dado de nuevo a mí… mi vida.


Me dio a nuestro precioso Jonathan, y también el don de la serenidad en dejar que mi J. se vaya. Ahora sé que J. se encuentra en un lugar tranquilo, donde lo que se trasluce en este reino terrenal, no es más que una mota flotando en los océanos del tiempo. En las horas de la clase más oscura, Darius ha sido siempre mi luz. Mi amante, que vio dentro de mi alma maltratada y me liberó.
M R




PEDRO



Dejé el diario y miré a la estatua del ángel sirena frente al mar. A Paula le encantó desde la primera vez que la vio. La atipicidad del diseño era convincente, pero ahora que conocíamos la historia detrás de su creación, era mucho más que un pedazo atractivo de piedra tallada decorando la pared del jardín.


Había leído este pasaje en particular muchas veces. 


Probablemente lo tenía cerca de memorizado para ahora. 


Los pensamientos privados escritos por una mujer que vivió en esta casa hace casi doscientos años. Encontrado por Paula en el cajón secreto de un viejo escritorio. Cuando ella me mostró los diarios, los leí, claro. Ellos eran una novedad, una visión de vuelta en el tiempo sobre la vida cotidiana en la misma casa en la que ahora vivíamos. Ésta entrada en particular se quedó conmigo, sin embargo. Era relevante.


Me di cuenta desde el primer momento en que lo leí, el nombre de Darius podía ser intercambiado por Paula, y se convertiría en mi verdad.


En las horas de la clase más oscura, Paula ha sido siempre mi luz. Mi amante, que vio dentro de mi alma maltratada y me liberó.


FIN

CAPITULO 216



PAULA



3 de mayo


Somerset


—Ahora es mi turno detrás de la cámara, creo que puedo ver tu atracción por la fotografía, nena —me dijo Pedro, mientras usaba mi cámara para tomar montones de fotografías que no podía esperar para ver. Mi espalda desnuda se enfrentaba a la lente, pero Olivia miraba a Pedro por encima de mi hombro. No sabía cuánto tiempo más podría aguantar posando para él, sin embargo. No había mucho que pudiera hacer con una pequeña retorcedora de tres meses de edad en mis brazos.


Pedro se rió suavemente mientras pulsaba el disparador.


—Te veo, Princesa —le dijo a Olivia.


—¿Qué está haciendo, además de tratar de saltar de mis brazos? —pregunté.


—Oh Dios mío, está sonriendo mucho. Es como si estuviera posando para la cámara.


—Bueno, estoy segura de que sabe exactamente lo que estás haciendo con esa cámara. La ha visto apuntando hacia ella constantemente desde que nació.


—Lo sé, pero solo se ve tan feliz en este momento —dijo él.


Tomó algunas fotos más de nosotras. Las fotos eran su idea. Me preguntó si podía hacerlas y yo estuve de acuerdo, por supuesto. No había muchas cosas que le podía negar, y esto era algo que había pedido específicamente, solo para él. Me lo había pedido poco después que le dijera que había terminado con el modelaje. Sé que mi anuncio lo complacía. 


Pedro había aceptado el modelaje al desnudo antes, porque no había tenido ninguna entrada en mi elección como para hacerlo. Ahora, me había dado la oportunidad de respetar mi decisión de renunciar a ello. Él seguía siendo el mismo, deliciosamente posesivo, guapo, dominante, y a veces irracional hombre que había conocido hace exactamente un año, y la idea de no más fotógrafos hombres viéndome desnuda, era un claro corte positivo para él.


¿Por qué había renunciado al modelaje?


En pocas palabras, no tenía necesidad de ello más. Las cosas que me definían eran mucho más que físicas, además había cambiado y crecido a lo largo del año pasado mientras descubría el conocimiento acerca de mí misma. Y había aprendido a amar.


Pero lo más importante, me había permitido a mí misma ser amada.


No creo que nada de lo bueno que me había sucedido en el año pasado habría ocurrido si no fuera por Pedro. Creía eso con todo mi corazón. Nadie podría haber hecho por mí lo que hizo él. Solo el amor de Pedro había encontrado su camino en mi desolado corazón. Solo el amor de Pedro me dio la seguridad de que necesitaba volver a confiar y amarme a mí misma de nuevo.


Solo él.


—Por supuesto que está feliz. Ella está mirando a su precioso papá.