jueves, 18 de septiembre de 2014

CAPITULO 216



PAULA



3 de mayo


Somerset


—Ahora es mi turno detrás de la cámara, creo que puedo ver tu atracción por la fotografía, nena —me dijo Pedro, mientras usaba mi cámara para tomar montones de fotografías que no podía esperar para ver. Mi espalda desnuda se enfrentaba a la lente, pero Olivia miraba a Pedro por encima de mi hombro. No sabía cuánto tiempo más podría aguantar posando para él, sin embargo. No había mucho que pudiera hacer con una pequeña retorcedora de tres meses de edad en mis brazos.


Pedro se rió suavemente mientras pulsaba el disparador.


—Te veo, Princesa —le dijo a Olivia.


—¿Qué está haciendo, además de tratar de saltar de mis brazos? —pregunté.


—Oh Dios mío, está sonriendo mucho. Es como si estuviera posando para la cámara.


—Bueno, estoy segura de que sabe exactamente lo que estás haciendo con esa cámara. La ha visto apuntando hacia ella constantemente desde que nació.


—Lo sé, pero solo se ve tan feliz en este momento —dijo él.


Tomó algunas fotos más de nosotras. Las fotos eran su idea. Me preguntó si podía hacerlas y yo estuve de acuerdo, por supuesto. No había muchas cosas que le podía negar, y esto era algo que había pedido específicamente, solo para él. Me lo había pedido poco después que le dijera que había terminado con el modelaje. Sé que mi anuncio lo complacía. 


Pedro había aceptado el modelaje al desnudo antes, porque no había tenido ninguna entrada en mi elección como para hacerlo. Ahora, me había dado la oportunidad de respetar mi decisión de renunciar a ello. Él seguía siendo el mismo, deliciosamente posesivo, guapo, dominante, y a veces irracional hombre que había conocido hace exactamente un año, y la idea de no más fotógrafos hombres viéndome desnuda, era un claro corte positivo para él.


¿Por qué había renunciado al modelaje?


En pocas palabras, no tenía necesidad de ello más. Las cosas que me definían eran mucho más que físicas, además había cambiado y crecido a lo largo del año pasado mientras descubría el conocimiento acerca de mí misma. Y había aprendido a amar.


Pero lo más importante, me había permitido a mí misma ser amada.


No creo que nada de lo bueno que me había sucedido en el año pasado habría ocurrido si no fuera por Pedro. Creía eso con todo mi corazón. Nadie podría haber hecho por mí lo que hizo él. Solo el amor de Pedro había encontrado su camino en mi desolado corazón. Solo el amor de Pedro me dio la seguridad de que necesitaba volver a confiar y amarme a mí misma de nuevo.


Solo él.


—Por supuesto que está feliz. Ella está mirando a su precioso papá.

No hay comentarios:

Publicar un comentario