viernes, 12 de septiembre de 2014

CAPITULO 197



PEDRO



—ASÍ QUÉ, ¿qué pasó contigo? —preguntó, sus ojos sin revelar nada de la naturaleza de sus verdaderos sentimientos. Las flores fueron aceptadas y olfateadas apreciativamente, pero estábamos en público y Paula era reservada. Quizás ella realmente quería golpear todo el ramo sobre mi cabeza. La jodiste. Todo lo que podía hacer era esperar a que me perdonara por mi enorme lío.


—Esta mañana salí del departamento sin mi teléfono. Perdón por eso.


—Eso no suena como tú, Pedro. —No levantó la vista de su menú cuando habló. Sí… estás en un lío de mierda.


—No, no lo es. Me temo que estaba distraído cuando salí.


—¿Y por qué fue eso? —Le dio vuelta a su menú, estudiándolo como si fuera un raro libro en la Colección de la Biblioteca Británica.


Desesperadamente deseé haber tenido la oportunidad de fumar antes de correr hacia aquí.


—Bueno, no te lo dije porque no estaba seguro que sería aceptado —bajó su menú y finalmente me miró—, pero tuve mi primera consulta con el Doctor Wilson en el Centro para Combatir el Estrés esta mañana. —Sus ojos marrones me miraron fijamente sobre la mesa—. De acuerdo, bien… el centro está todo el camino fuera de Surrey, y estaba saliendo del consultorio para encontrarme contigo para la cita del Doctor B y me encontré con Sarah. Ella también utiliza el CCE. Estaba horriblemente atrasado para ese momento y no tenía ninguna manera de contactar contigo, así que le pedí prestado el teléfono a Sarah…


—¿Encontraste alguien? —interrumpió ella, su cara llena de la chispa y el fuego que amaba ver. Me sentí mejor al instante.


Asentí.


—Lo hice, nena. Le estoy dando una oportunidad al Doctor Wilson de rasgar a través de mí.


Ella estiró su mano sobre la mesa.


—Estoy muy contenta. Tan contenta de oírte decir esto, Pedro. Es la mejor noticia que he escuchado en todo el día —dijo tirando de mi mano hacia su mejilla.


Sentí que algo más que mi tardanza estaba preocupando a mi chica.


—¿Por qué? ¿Estuvo todo bien con el Doctor B? ¿Algo que necesite saber, Paula?


Ella frunció sus labios y lentamente sacudió su cabeza de un lado al otro.


—Nada que reportar del Doctor B. El bebé calabacín de veintinueve semanas está creciendo adecuadamente. Todos sus sistemas están bien. —Me dio un lento guiño.


Esa es mi chica sexy.


—Así que, ¿estás diciendo que el Doctor B es todavía mi mejor amigo? —Ella se río de mí silenciosamente, amando burlarse de mí en lugar de interrumpirme. Era gracioso —y no lo era. Solo teníamos que ser más creativos cuando llegaba el momento de que disminuyera el sexo. No me podía resistir si la tenía cerca de mí, para acariciar y para olerla. La intimidad era mucho más que solo hacerlo. Había aprendido bien esa lección en un corto tiempo desde que había encontrado a mi Paula.


—Sí, él todavía es tu amigo. Pero, quiero saber sobre tu visita al Centro para Combatir el Estrés. —Me sonrío completamente de vuelta a su feliz y brillante naturaleza—. Cuéntame sobre el Doctor Wilson. Quiero saberlo todo.


¿Cómo puedo contarte todo, mi querida hermosa? ¿Cómo? ¿Cómo puedo hacerte algo así?


Deseé poder contarle todo. Pero dudaba de que alguna vez fuera capaz de hacerlo.

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