miércoles, 17 de septiembre de 2014

CAPITULO 215



PEDRO



26 de abril


Somerset


Fue una boda sencilla, celebrada en el jardín, con vistas al mar. La novia y el novio se veían muy felices, como deberían. Guiñé un ojo Paula, admirando lo deliciosa que estaba en su encaje bígaro. El mismo vestido que había llevado la noche de la Gala del Mallerton, y ahora conseguía una doble función como dama de honor. Ella me lanzó un guiño en respuesta, junto con una de sus sexys medias sonrisas.


El vestido de Luciana era de un colorido rosa y mirarla me recordó las fotografías de mi madre. A menudo me preguntaba cómo era para mi padre ver a su hija, la viva imagen de su mujer, en la forma en que se veía cuando la perdió. Había mantenido sus pensamientos en estricto privado durante estos años, entonces me imaginé que si existían, se quedarían de esa manera.


El día de hoy era para celebrar algo nuevo, y por ello, estaba muy agradecido, porque después de encontrar a Paula y aprender lo que significaba amar a alguien tan profundamente, finalmente entendí la profundidad de lo que él había perdido, y por qué le había tomado tres décadas seguir adelante hacia un nuevo amor.


Hoy era el día de mi padre, y fue finalmente capaz de dar el paso hacia adelante... con su encantadora Maria.


Una de mis mayores sorpresas fue el dramático cambio en alguien de quien no tenía absolutamente ninguna esperanza de que alguna vez se apareciera. Pero, las cosas más extrañas habían pasado, supuse. No importaba por mi parte, desde luego, pero para Paula era crítico, y si era completamente honesto, sería bueno para mi hija también.


Ver a mi suegra sostener a Olivia cautiva en el regazo de su vestido de diseñador, era prueba de que su corazón efectivamente latía, y no estaba hecho de piedra como habría jurado que estaba. Parecía... una abuela real.


De hecho, me buscó durante la recepción, lo que conmocionó la mierda de mí porque era lo que menos esperaba.


—¿Pedro?


Me di la vuelta para encontrarme con su pregunta, con la postura más neutral que pude manejar.


—Olivia se está poniendo exigente y Paula me dijo que la llevara contigo. También dijo que Olivia es una niña de papá. —Me entregó a mi inquieta hija.


—Es cierto —dije, ajustando a Olivia hacia afuera contra mi pecho como le gustaba, y meciendo su pequeño cuerpo suavemente de lado a lado—. Gracias, Alejandra.


—Ella es absolutamente hermosa, al igual que Paula —dijo en voz baja.


Asentí de acuerdo, pero no sabía qué decir a eso, así que me quedé callado.


—Gracias, Pedro.


—¿Por qué, exactamente?


—Por mantener a mi hija a salvo, por amarla tanto y hacerla tan feliz.


Sentí mis ojos ampliarse, sin poder creer lo que acababa de oír.


—Oh, y por este pequeño milagro de aquí. —Alejandra tomó una de las manos de Olivia y la besó, antes de darse la vuelta y sentarse al lado de su esposo. No podía imaginarme alguna vez llevándome bien con Alejandra, ni formando relación alguna con ella. No quería ser implacable, tanto como... recordar las muchas veces que había herido a mi hermosa chica demasiado, y no estaba listo para dejar ir todo aún. Pero por Paula, y ahora por Olivia, tendría que intentarlo.




Los dos fuimos a nuestro lugar especial. Me di cuenta desde el principio, que cuando Olivia estaba de mal humor y cansada, se aliviaba con palabras suaves y la estimulación de simplemente mirar objetos de belleza. Así que, mientras la fiesta de boda todavía estaba en su apogeo, me escapé con mi pequeña princesa y la llevé dentro de la casa. En el camino, nos detuvimos a mirar cosas de interés como cuadros en la pared, flores en un florero, o la vista del mar brillando afuera desde una de las ventanas.


Cuando pasamos por la puerta de mi estudio, ella pateó sus pies e hizo un sonido arrullo como si me dijera que apresurar mi culo y llegara ahí ya.


Me hacía reír con sus travesuras de bebé, y tenía solo tres meses de vida. ¿Cómo serían las cosas una vez que empezara a hablar? Oh Dios... ¿o caminar?


Aspiré y no pude encontrar más el aroma de mis cigarrillos de clavo. Esto era muy bueno. Estaba decidido a hacerlo sin ellos esta vez. No había tenido un humo desde Suiza, y ya no ansiaba el aroma de la especia. Me gustaba pensar mi terapia me estaba ayudando a disociar los humos con estar vivo. Tenía razones reales ahora.


—Ahí está, pequeña. Tu favorito. —Olivia pateó sus piernas hacia afuera e hizo sonidos de arrullo ante el retrato de Paula en mi oficina—. Sabes que esa es Mami, ¿no?


Ella gorjeó alegremente y pegó dos de sus dedos.


—¿Alguna vez te conté sobre la primera vez que la vi en la galería de arte?


Dos pequeñas patadas golpearon mi abdomen en rápida sucesión.


—Entró en la habitación y se dirigió directamente hacia este mismo retrato colgando en la pared, y levantó la mirada hacia él. Mami no lo sabía en ese momento, pero ya había comprado el retrato para mí. —Me reí en voz baja—. Pícaro Papá, lo sé, pero simplemente no pude evitarlo. Fue la forma en que me miraba desde el otro lado de la habitación lo que me llamó la atención. Y ella era tan hermosa. Tan hermosa...

5 comentarios:

  1. Que lindos capitulos!!! Me encantaron!!!

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  2. Ayyyyyyyyyy, por favor, no puede haber más amor y ternura en estos caps!!!!!!!!!!!! Me encantaron!!!!!!!

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  3. Hermosos capítulos! Me encanta q Pedro sea así con su hijita! No pueden más de amor! :)

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  4. que tiernos por dios !! ... la nena de papi nació el 7 de febrero igual q yo , nada lo quería comentar jajajajaj gracias, hermosisimos capitulos

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