lunes, 17 de febrero de 2014

CAPITULO 30


Junio, 2012
Londres
Deje a Pedro en los ascensores, rogándome que no me
fuera. Irme fue la cosa más dura que he tenido que hacer
en mucho tiempo. Pero yo lo dejé entrar. Le abrí mi
corazón a Pedro y conseguí que lo pisoteara. Lo oí
decirme que me amaba y lo oí cuando dijo que sólo
trataba de protegerme de mi pasado. Lo oí fuerte y claro. Pero eso no
cambiaba el hecho de que yo necesitaba alejarme de él.
Todo lo que podía pensar es en la misma aterradora idea una y otra
vez.
“Pedro lo sabe”.
Pero las cosas no siempre son lo que parecen. Se juzga sin tener
toda la información completa. Las ideas son formas basadas en emociones
y no en hechos reales. Ese era el caso entre Pedro y yo. Encontraría la
manera de salir de esto más tarde, por supuesto, y con el tiempo, cuando
pudiera mirar hacia atrás a los eventos que me rodearon, yo sería capaz de
ver la situación un poco diferente.
Con Pedro todo era rápido, intenso… explosivo. Desde el principio,
me dijo cosas. Me dijo que me quería. Y sí, incluso dijo que me amaba. No
tenía problemas en decirme lo que quería de mi, o como se sentía por mí. Y
no me refiero solo al sexo. Eso era una gran parte de nuestra conexión,
pero eso no era todo con Pedro. Él puede compartir sus sentimientos
fácilmente. Es a su manera… no necesariamente la mía.
Siento como Pedro quiere consumirme algunas veces. Me abrumó
desde el principio y fue definitivamente un amante exigente, pero una cosa
era cierta, yo quería todo lo que él quisiera darme.
Lo descubrí una vez que lo dejé.
Pedro me dio un poco de paz y seguridad de una manera que yo
nunca realmente sentí siendo una adulta, y ciertamente nunca antes en
cuanto a mi sexualidad. Esa no era su personalidad, creo que ahora lo
entiendo. Él no era exigente y controlador porque quisiera dominarme, era
así conmigo porque sabía que eso era lo que yo necesitaba. Pedro trataba
de darme algo que yo necesitaba para que nuestra relación funcionara.
Así que, mientras los días sin él eran una agonía, la solicitud que
hice era fundamental para mí. Nuestro apasionado fuego me quemaba al
rojo vivo, y ambos nos quemamos por el fuego que rápidamente se
encendía cuando estábamos juntos. 
Sé que un tiempo sanador era necesario para mí,pero eso no hacía que el dolor rescindiera.
Seguía regresando al mismo pensamiento que tuve cuando descubrí lo que
él estaba haciendo.
“Pedro sabe lo que me ocurrió y no hay ninguna manera posible de
que me ame ahora”.

3 comentarios: