sábado, 13 de septiembre de 2014

CAPITULO 201




LA llovizna era extrañamente cómoda de camino a casa. Me recordaba a los días sombríos a los que aprendí a acostumbrarme cuando el clima aún era nuevo para mí. Al comienzo, cuando primero me trasladé a Londres, extrañé los rayos del sol de California. Pero mientras florecía en mi nuevo ambiente, sumergiéndome con la universidad y las pesadas influencias culturales a mí alrededor, me encantó más la lluvia de Londres. Así que mientras las gotas de llovizna caían sobre mi sombrero morado y bufanda, no me importó ni un poco. La lluvia siempre se había sentido purificadora para mí.


Caminé más rápido, apresurándome para llegar a casa antes de que Pedro descubriese mi ausencia, y la pregunta que haría sobre dónde había estado. Sabía que aún no estaba lista para hablar de Facundo con él. Poseía la verdad de lo que me había ocurrido hace siete años en la fiesta, y remolerlo de nuevo en una conversación no era algo para lo que estuviese muy preparada por compartir, incluso con Pedro. Él tendría que entender que necesitaba hacer esto a mi manera, y confiar en mí era la mejor decisión para mí. Y, en muchas formas, para nosotros. Pedro debería entender el proceso ahora mientras finalmente estaba en terapia de sí mismo. Ser forzado a volver a vivir eventos traumáticos no siempre ayudaba a la víctima. A veces dolía mucho.


Me empujé a través de las pesadas puertas de cristal de nuestro edificio y saludé a Claude mientras me dirigía al ascensor. Presioné el botón y esperé, sintiéndome un poco más sudada ahora que cuando estuve fuera de la lluvia. Me quité el sombrero e imaginé que ahora llevaba un mega sombrero de pelo, y tuve la esperanza de que no tendría que subirme con alguien, para evitarle a él o a ella la visión de mí.


Las puertas se abrieron y salió una rubia alta a la que había visto antes. Sarah Hastings estaba cubriéndose la esquina del ojo con un pañuelo floral, como si estuviera secándose las lágrimas.


Se detuvo abruptamente, dándose cuenta de que la había visualizado, y era demasiado tarde para fingir que no lo hice.


—Oh, Paula, hola. Soy yo, Sarah. ¿Me recuerdas de la boda de Pablo?


—Sí, por supuesto. Te recuerdo. ¿Cómo estás? —Lo que realmente quería preguntarle era un poco diferente: ¿Por qué estás saliendo de mi edificio, y estabas arriba con Pedro?


Tenía mis motivos para ser precavida con Sarah, sin embargo. Los mensajes de Pedro en su teléfono eran desagradables, pero cuando ella le llamó más tarde esa tarde, mi intuición de esposa se despertó. ¿Y ahora estaba aquí en nuestra casa encontrándose con él? Tenía la sensación de que ella estaba usándole, o posiblemente algo más, y no me gustaba ni una pizca. También sabía cómo de difícil era para Pedro interactuar con ella. El peor trauma de Pedro había sido la perdida de Mauro mientras eran prisioneros. Había sido forzado a ver el asesinato y fue torturado emocionalmente con eso. Era horrible para él tener que revivir los sucesos a través de Sarah cada vez que llamaba, o quería recordar, o lo que maldita sea que ella estuviese intentando hacer con mi marido.


Posó los ojos sobre mí, posados en mi abultado vientre, y demasiado para mi irritación, el pelo revuelto y la piel mojada. Sabía que me veía horrible.


—Oh, ahora me voy, pero estoy bien, gracias. —Parpadeó y miró al suelo. Sus ojos estaban rojos y a mi parecer había estado llorando.


—¿Estás segura? Te ves molesta.


—En realidad, acabo de dejar a tu marido, había, algo que necesitaba… darle.


—¿Puedo preguntar lo que era? —pregunté, con audacia.


—Um… creo que tendrías que preguntárselo a Pedro, Paula. No estoy en la libertad de decirlo. —Sacudió la cabeza y pareció dolida al estar de pie y hablándome. 


Sarah Hastings estaba resentida conmigo, y si tenía que empujarla más lejos, diría que también se sentía culpable por ello. Tal vez envidiaba la vida que Pedro y yo estábamos viviendo juntos… mientras que ella solo tenía recuerdos de Mauro.


Exactamente lo que temía. La sensación de maldecirme no era bienvenida ni complaciente. Me sentía celosa e inútil en el mismo momento. No sabía que decirle por lo que solo asentí y entré en el ascensor. Sarah ya se había marchado cuando las puertas se cerraron.


Cuando llegué al apartamento anticipé que Pedro estaría ahí quitándose los zapatos, pero no lo estaba. Las cosas estaban tranquilas. Pedro sabía que planeé cocinar esta noche para que pudiésemos tener una tarde tranquila juntos antes de que se marchase a su viaje.


Revisé nuestro dormitorio, pensando que podría estar ahí empacando, pero no lo estaba. Me dirigí a la habitación grande hacia el otro lado del apartamento, cuando olí dientes de ajo. La puerta de su oficina estaba cerrada,pero miré sin tocar. La habitación estaba oscura a excepción de dos formas de iluminación: el acuario y la punta ardiente de su Djarum Black.


—Estás aquí. —Mis ojos se adaptaron a la tenue iluminación y capté un destello de su rostro a través de las sombras. Se veía sombrío mientras se sentaba ahí fumando en su estudio. No feliz de verme. Sin autentica aceptación—. ¿Está todo bien? —pregunté, entrando.


—Estás de regreso —dijo perezosamente. Se sentó ahí mirándome, las brillantes luces del tanque enmarcándole desde detrás, Simba y Dory nadando pacíficamente entre los trozos de brillante coral, mientras él ignoraba mi pregunta.


—¿Por qué estás sentándote en la oscuridad? —Me preguntaba si me hablaría sobre la visita de Sarah. Estaba muy claro que estaba enfadado por eso. Tenía a fumar después de un mal sueño o un flashback. Encontrar o hablar con Sarah parecía traerle el mismo tipo de reacciones de copia, pero ahora fumaba exclusivamente fuera, así que hacerlo dentro de su oficina era la primera pista de que algo no estaba bien. Quería que me hablase sobre sus conversaciones, pero de lejos él no las habría compartido. 


No le empujé, como prometí, pero me dolía que Pedro al parecer pudiese hablar con Sarah sobre cosas que no podía conmigo. ¿Ella podía ayudarle pero yo no? No estaba feliz con como su acercamiento a Sarah me hacía sentir, pero se sentía como que no podía reclamarle o molestarle con ello porque solo haría las cosas más difíciles para él. Nunca quise ser la responsable por traer a Pedro más dolor y estrés que con el que tenía que lidiar.


—¿Cómo fue tu paseo? —preguntó, apagando el cigarrillo y poniéndose en pie—. No te quiero aquí respirando esta mierda.


—¿Entonces por qué estás fumando en casa? —Su actitud era muy fría, sentí un temblor de nerviosismo atraparme.


—Mi culpa. —Caminó hacia mí y me condujo fuera con una firme mano en la espalda. No había resistencia o discusión, podía ver eso simple como el día en la rigidez de su postura mientras se movía a mi lado.


Fuimos a la cocina donde me dejó sentarme en el bar. Él solía sentarse ahí mientras yo preparaba la cena, tanto a trabajar en el portátil como para preguntarme por mi día. 


Pero no parecía querer hablar cuando puso el teléfono en la encimera de granito con un ruido seco. Me miró y se cruzó de manos. Sus ojos me decían que estaba enfurecido, volviéndose de un azul oscuro y agudo.


Tragué e intenté de nuevo.


—¿Pedro, ocurrió algo para molestarte?


Levantó una ceja hacia mí, pero no respondió a la pregunta. Me di cuenta de que no había respondido una sola pregunta de las que le había hecho desde que hube llegado a casa.


—¿Dónde fuiste a caminar, nena? —Está respondiendo a todo con preguntas por su cuenta.


—Caminé hasta el Hot Java —dije con lentitud, pero teniendo la sensación de que él ya lo sabía—. ¿Tienes algo que decirme, Pedro?


—No, querida, no, pero pienso mucho en lo que haces. —Cogió su teléfono y levantó la pantalla para que lo viese.
Facundo Pieres abrazándome en la calle.

5 comentarios:

  1. Wowwwwwwwwww, qué caps más intensos!!!!!!!!!! Y ahora qué va a pasar??? Tampoco que se haga el vivo que él también le oculta cosas a Pau.

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  2. wow que intenso,subí más!!!
    buenísimos los capítulos!!!

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  3. Ups! se le armó a Pau. Pero es hora de q se terminen de contar todo, sino siempre van a pasar estas cosas!

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  4. Voto por q se cuenten todo de una vez.. así no hay malos entendidos.. habrá sido Sará la q le saco la foto a Pay y Pieres ?

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