miércoles, 17 de septiembre de 2014

CAPITULO 214



PEDRO



Febrero 28


Londres


—¿SABES qué día es? —pregunté desde mi lugar en la alfombra.


—Por supuesto que lo sé. Soy buena con las fechas —dijo ella con aire de suficiencia.


—Está bien entonces, ¿qué día es hoy, señora?


—Es la fecha original del nacimiento de Olivia, señor.


No era una sorpresa que lo supiera. Paula recordaba las cosas importantes. Nuestra bebé cumplía tres semanas hoy, y crecía como una hierba. Había ganado casi medio kilogramo, lo que era una cosa buena, porque era demasiado delgada cuando nació, en mi opinión. Pero era fuerte. Una luchadora, igual a su mami.


Ahora, los dos estábamos complaciendo a Mami mientras ella nos organizaba para una fotografía que quería. Paula estaba convirtiéndose rápidamente en la fotógrafa, tomaba fotos de Olivia y yo todo el tiempo. Ésta en particular era una que ella había visto en un sitio web y me había mostrado, preguntándome si podía recrear la escena con nuestra bebé cuando naciera. Aparentemente, hoy era el día.


El primer paso había sido inducir a Olivia a un coma-lácteo. 


Luego Paula la había estratégicamente colocado en mi espalda mientras ella dormía, así mis alas tatuadas parecían ser suyas, haciéndola ver como un pequeño bebé ángel.


 Ella ya lo era, ¿así que por qué no tener una fotografía?


―¿Cómo nos vemos? ―pregunté, su cámara haciendo click en la distancia.


―Como un caliente papi fumador con su recién nacida bebé durmiendo en su espalda ―dijo con descaro.


―Creo que alguien necesita mantener su boca ocupada.
Se rió.


―Espero que sea una promesa que mantendrás hasta después —dijo seductoramente.


―Mi pene oyó eso, nena. ―Bromeé, esperando alguna respuesta sarcástica. Pero la cuestión con Paula era que ella era terriblemente impredecible. Y realmente rápida con la creación de respuestas. Así, usualmente, cuándo creía tener la sartén por el mando en una pelea verbal se abalanzaba y golpeaba mi mano. Lo hacía todo el tiempo.


Escuché que retuvo su aliento. Me hizo preguntarme si estaba pensando en mi pene, y si la estaba haciendo considerar otras cosas. Estaba seguro sobre eso, pero la porción razonable de mi cerebro se dio cuenta de que seguía recuperándose de la cirugía. Solo tenía que esperar hasta que ella me dijera que estaba lista.


—Termine aquí ―dijo, abruptamente, poniendo su cámara en la mesa―. Y alguien está lista para su cuna mientras duerme.


La bebé fue levantada, y luego el sonido de la puerta me dijo que estaba solo.


Giré sobre mi espalda y miré hacía en techo, pensando en cómo había cambiado mi vida desde hace un año. El hombre del último año estaba dos meses lejos de recibir el correo de Miguel Chaves. Él era alguien que no había reconocido más. Y gracias a Dios por eso, porque no tenía deseos de volver a esa vida vacía.


La puerta se abrió de nuevo, y Paula entró, interrumpiendo mis pensamientos.


Subestimación. Del. Año.


Me estudió con sensuales ojos verdes que lucían incluso más verdes ahora, y lentamente alcanzó el dobladillo de su camisa.


Sentí mi respiración salir pesada de mis pulmones.


Quitó su camisa por su cabeza, y la tiró al suelo. Después se quitó los suaves leggings y los tiró por sobre su hombro. 


Quedándose en nada más que diminutas bragas rosadas y sostén, lucía casi de la misma forma que lo hacía antes de quedar embarazada, con excepción de su cicatriz y el magnífico conjunto de tetas que eran incluso más espectaculares ahora.


Puse mis manos detrás de mi cabeza y sonreí hacia ella, incapaz de decir algo particularmente inteligente o ingenioso, pero más porque mi boca estaba seca cuando ella buscó en su espalda y desabrochó su brasier.


Mi hermosa chica me hizo saber, y me mostró, incluso ahora, la rareza que poseía su amor, como lo había hecho desde el principio.


Raro.


El amor de Paula era algo raro… un regalo.


Un precioso regalo que se me había dado, por algún giro divino del destino que la había llevado a mi mundo… y cambiado todo acerca de mí. Sobre como veía las cosas, sobre como soñaba el futuro, sobre mi capacidad de moverme lejos de las sombras de mi pasado.


Paula había cambiado absolutamente todo.

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