miércoles, 19 de febrero de 2014

CAPITULO 38

Me eché para atrás y tomé su rostro entre mis manos. La sostuve en
esa posición para así poder mirarla. Ella nunca vaciló con la mirada. Mi
chica era valiente. La vida apestaba a veces, pero ella no rehuía. Miré sus
labios y supe que la besaría quisiera ella o no. Esperaba que quisiera.
Sus encantadores labios eran tan suaves y dulces como recordaba.
Más aun porque yo había estado sin ellos durante mucho tiempo. Me
sentía en el cielo con mi boca sobre la suya. Me perdí en el momento y
olvidé que estábamos en público. Perdí el control en el momento que
Paula me respondió.
Me respondió el beso y se sintió tan bien poder sentir su lengua
enredándose con la mía, gemí contra su boca. Sabía lo que quería hacer. Y
mis requerimientos eran pocos. Privacidad. Paula  desnuda. Si las cosas
fueran así de simples…
Recordé que nos encontrábamos de pie en medio de una multitud en
el Embankment Victoria y desafortunadamente no había un lugar privado
cerca.
Dejé de besarla y froté su labio inferior con mi pulgar. —Vendrás
conmigo. Ahora mismo.
Asintió con su rostro aún en mis manos y la besé una vez más. Un
beso de agradecimiento.
No hablamos mientras no dirigimos hacia el auto. Sin embargo,
caminamos tomados de la mano. Yo no estaba dispuesto a dejarla ir hasta
que ella estuviera dentro del coche. Una vez que estuvo en el asiento del
pasajero y las puertas con seguro, me giré y la miré seriamente. Parecía
medio hambrienta y eso me molesto. Recordé la primera noche cuando nos
conocimos y como le conseguí una barra nutritiva y agua.
—¿A dónde vamos? —preguntó.
—¿Primero? A conseguirte algo de comer —Salió un poco más duro
de lo que yo quería.
Asintió hacia mí y luego apartó la mirada hacia la ventana.
—Después de comer te conseguiremos un nuevo celular y un
número telefónico para ti. Necesito quedarme con tu viejo número para
poder rastrear a quien intente contactarte. ¿De acuerdo?
Ella bajó la mirada hacia su regazo y asintió nuevamente. Casi la
tomé en brazos y le digo que todo estaría bien, pero me contuve.
—Luego voy a llevarte a tu casa. Mi hogar… casa.
—Pedro, no es una buena idea —susurró, todavía mirando hacia su
regazo.
—Al diablo con las buenas ideas —exploté—. ¿Podrías al menos
mirarme? —Levantó su mirada para encontrarse con la mía y parecía
molesta en su asiento, vislumbré el fuego parpadeando, haciéndola verse
más atractiva. Quería arrastrarla hasta mí y sacudirla, obligarla a
entender que esa tontería de romper era cosa del pasado. Vendría a casa
conmigo, punto. Giré la llave en el encendido.
—¿Qué quieres de mí, Pedro?
—Eso es fácil —dije algo tosco—, quiero volver a lo que teníamos
hace diez días. ¡Quiero regresar a mi oficina, follando en mi escritorio con
tus piernas alrededor de mí! ¡Quiero tu cuerpo debajo del mío, mirándome
con una expresión distinta a la que vi cuando me dejaste en los
ascensores! —Descansé mi frente en el volante y tomé aire.
—Está bien… Pedro—Su voz sonó temblorosa y más que un poco
derrotada.
—¿Está bien, Pedro? —Me burlé—. ¿Qué significa eso? ¿Está bien,
me iré a casa contigo? ¿Está todo bien entre nosotros? ¿Está bien, te
dejaré que me protejas? ¿Qué? Necesito más de ti, Paula —Hablé hacia el
parabrisas porque me daba miedo ver su rostro ahora mismo. ¿Qué
pasaría si yo no puedo hacerla entender…?
Se inclinó hacia mí y puso su mano sobre mi pierna. —Pedro, yo…
yo necesito… yo necesito la verdad. Tengo que saber lo que ocurre a mi
alrededor…
Inmediatamente cubrí su mano con la mía. —Lo sé, nena. Me
equivoque ocultándote la información…
Negó con la cabeza hacia mí. —No, tú no lo sabes. Déjame terminar
de decírtelo —Puso sus dedos en mis labios para callarme—, siempre me
interrumpes.
—Me callaré —Agarré sus dedos con mi otra mano y los mantuve en
mis labios. Besé sus dedos y luego los solté. Diablos, me gusta aprovechar
todas las pequeñas oportunidad que se me presenten.
—Tu honestidad y franqueza es una de las cosas que amo de ti,
Pedro. Siempre me dices lo que quieres, lo que pretendes hacer, cómo te
sientes. Fuiste sincero conmigo y me hiciste sentir protegida —Ladeó la
cabeza y la sacudió—. No tienes idea de lo mucho que necesitaba de ti. No
tenía miedo de lo desconocido porque eras muy bueno diciéndome
exactamente lo que querías que ocurriera entre nosotros. Eso realmente
funcionaba para mí. Pero confíe en ti ciegamente y tu lastimaste esa parte
entre nosotros por no ser honesto, y no decirme que fuiste contratado para
protegerme. El hecho de que necesito protección probablemente me
hubiera vuelto loca, pero tú no tenías ni un jodido derecho a ocultármelo.
Dios, era sexy cuando se cabreaba y decía malas palabras. Le di un
momento de triunfo porque tenía completamente la razón.
Cuando alejó sus dedos de mis labios, dándome permiso para
hablar, musité las palabras que más quería decir—: Lo siento mucho —Y
realmente lo lamentaba. Lo que había hecho estaba mal. Paula
necesitaba saber toda la verdad. Ella tenía sus razones; La confianza era
importante para ella y yo metí la pata. Espera. ¿Acaso ella dijo: “una de las
cosas que amo de ti”?
—Pero… he hablado con mi padre, y él me contó cosas que yo no
sabía antes, comprendí que la culpa no es totalmente tuya. Papá te puso
en una posición que tú no pediste… y he estado tratando de verlo desde tu
perspectiva. Tu carta me ayudó a entenderlo.
—Entonces, ¿Me perdonas y podemos dejar atrás todo este caos? —
Estaba esperanzado, pero no me sentía seguro del todo. Quería saber
dónde estábamos situados, así podría adivinar a donde iríamos desde este
punto. Podría trabajar con probabilidades como esa.
—Pedro, hay tantas cosas que no sabes sobre mí. No sabes
realmente lo que me ocurrió, ¿verdad?
Paula me dio una mirada angustiada demasiado madura para su
edad. Me gustaría desaparecer su angustia si pudiera. Me hubiera gustado
decirle que no importaba lo que yo sabía. Si para ella sería horrible y
doloroso contármelo, entonces no tenía por qué hacerlo. Pero yo sabía que
esto sería a la manera de Paula. Ella necesitaba poner sus cartas sobre
la mesa para poder seguir adelante.
—Supongo que no. No sabía que tu pasado te había marcado tan
profundamente hasta hace poco. Pensé que yo estaba protegiéndote de un
posible blanco político y posible exposición de daños o si había alguien
acosándote. Una vez que vi tus demonios me preocupó más asustarte o
herirte. Yo sólo quería protegerte y mantenernos juntos —Hablé con su
rostro cerca del mío, bebiendo su respiración.
—Lo sé, Pedro. Lo entiendo ahora —Se movió de nuevo plenamente
en su asiento—. Pero tú todavía no lo sabes todo —Apartó la mirada hacia
la ventana otra vez—. No te gustará oírla. Tú no… querrás… que sigamos
juntos después de saberlo.
—No digas eso. Yo sé exactamente lo que quiero —Tomé su barbilla
y tiré de ella hacia mí dirección—. Vamos por algo de comida para ti y
luego me puedes contar lo que necesitar decir. ¿Sí?

6 comentarios:

  1. muy bueno los 5 cap me encantaron espero el siguiente besos

    ResponderEliminar
  2. buenísimos los capítulos,me encantaron!!!

    ResponderEliminar
  3. Me encantaron los 5 capítulos! quiero saber qué es eso q le quiere contar yaaa! qué es eso de su pasado tan terrible!

    ResponderEliminar
  4. Ansiedad!!!! Dios que buenos los 5 capítulos!!! Ya quiero los de mañana buenísimos Carme!

    ResponderEliminar
  5. ME ENCANTARON LOS CAPITULOS ,BUENISIMOS

    ResponderEliminar